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A todo esto, a mí me queda una duda:

¿Por qué tu solución y no otra que exista ya en el mercado? o dicho de otro modo: ¿Por qué van a cambiar y te van a pagar a ti, en lugar de seguir haciendo lo que hacen ya para solventar el problema?

Esto se llama Propuesta de Valor, y es esencial tenerlo claro para empezar.

Estoy convencida que, tras varios días o semanas pensando en un suceso o problema, un día te levantaste y decidiste empezar a pensar como solucionarlo, ¿Ocurrió así?

Te voy a poner un ejemplo de un proyecto personal. No tiene nombre aún y no te diré que es, pero… ¿Sabes? Un día mi abuelo se perdió, tenía Alzheimer.

Aún recuerdo las horas de angustia tan grande que pasamos en mi familia, yo era pequeña, pero no se me olvidará jamás.

Ahí tienes mi problema: No quiero que nadie vuelva a pasar por ese mal trago que pasamos.

¿Y tú? ¿Cuál es el problema que quieres solventar? ¿Por qué estás pensando en desarrollar esa idea?

¿Cómo lo haces? ¿Cómo funciona tu solución?

Yo lo tengo claro. La mía es adaptada a personas mayores, eso no me cabe duda, aunque mis clientes serán los hijos.

De buena calidad en cuanto a materiales y, gracias a los avances en tecnología, tendrá una fiabilidad absoluta.

Solo hay que mirar la potencia de los Smart Watch o los Wearables de Salud que te controlan todos los parámetros.

Y tú ¿Cuéntame?

¿Qué te diga mi solución? ¿Seguro que no se te ha pasado por la cabeza? Estoy convencida que ya lo sabes y eso es lo mejor.

Si he conseguido que visualices el problema y tengas una idea de mi solución, acabo de conseguir captar tu atención y que empatices con mi idea.

Si no sabes que es, no te preocupes, te lo cuento en breve.

Pero ahora me interesa más tu solución. ¿Qué es? ¿De qué va tu idea?

No me conformo con dos líneas, cuéntame tu solución con un poquito de detalle, ¡Por favor!